Es una preciosa ruta no apta para senderistas no experimentados por la dificultad de alguna de las zonas que se atraviesa.
Se denomina así porque se corresponde con la ruta que siguió Carlos I de España, V de Alemania desde Laredo (Cantabria) hasta el Monasterio de Yuste donde pasaría los últimos días de su vida. No es un sendero homologado, únicamente algún tramo como el que comentamos aquí, el que comienza en la preciosa localidad de Tornavacas, municipio donde nace el río Jerte que da nombre al paradisiaco valle, y finaliza en el histórico pueblo de Jarandilla de la Vera.
La longitud de la ruta es de más de 25 kilómetros con una duración estimada de entre 8 y 9 horas. Tiene bastantes subidas, alguna de ellas realmente dura únicamente factible para senderistas con muchas horas en sus botas. Está perfectamente señalizada, dado su interés turístico, y ninguna parte de la ruta nos dejará indiferente, con una magnífica vegetación, ríos, monumentos y maravillosas vistas.
Una vez que salimos de Tornavacas, seguimos hacia la Ermita del Cristo del Humilladero continuando después paralelos al Río Jerte, siempre siguiendo el camino señalizado a través de robles y castaños.
Dos horas después llegamos a Collado de las Rozas y de ahí descendemos hasta el Puente Nuevo pasando preciosos lugares como la Garganta de la Serrá que formará más abajo la Garganta de los Infiernos.
Desde aquí empezamos otra fuerte subida con un potente desnivel pasando por La Fuente de Roblehermoso, el Collado de la Encinilla y atravesando otra garganta aún más espectacular, la Garganta del Collado de las Yeguas para llegar al Puerto de las Yeguas. Tened en cuenta que estamos hablando de altitudes de unos 1.500 metros con fuertes pendientes.
Aquí comienza la bajada atravesando la espectacular Garganta del Yedrón, Puente Palo y la Garganta de Jaranda para llegar a nuestro destino, Jarandilla.
Una dura ruta que, si decidimos abordarla, debemos tener en cuenta aspectos como un buen estado físico, una climatología adecuada, ir preparados con ropa óptima y buen calzado, alimentos y bebidas y considerar que nos va a llevar todo el día. Eso sí, podemos reponer fuerzas con la increíble gastronomía de la zona: sopas de tomate, migas, caldereta, níscalos, conejo o picadillo siempre regado con un buen vino de pitarra.
